Amo la
tecnología, computadoras y todo lo que nos han traído. Pero nada se puede comparar con escribir a mano.
Esta
semana, un articulo en el New York Time explicaba que las próximas generaciones
cada vez escriben menos con lápiz y papel, y que en unos años, la letra
manuscrita será una cosa del pasado.
Enlace
a articulo del New York Times (en ingles) http://www.nytimes.com/2014/06/03/science/whats-lost-as-handwriting-fades.html?_r=0
Triste
pero real. Mis hijas no entienden la mitad de las notas que les dejo en la
mesada (aunque también es una excelente excusa para no vaciar la lavadora de
platos) y últimamente, lo mas extenso que he escrito es un post-it para
recordar hacer algo.
Según
el articulo, escribir a mano favorece el aprendizaje y estimula ambos
hemisferios del cerebro entre otras ventajas.
Cuando
era chica, en la escuela aprendíamos letra gótica, con el plumín y la tinta
china (la que tenia un olor tan particular que esta impreso en mi memoria). Odiábamos
esas clases, de las que salíamos con los dedos y el guardapolvos manchados de
tinta y es cierto, nunca mas use la letra gótica en mi vida, pero hace poco
compre un equipo de caligrafía para recordar y practicar el manejo de los
elementos de escritura. La vida tiene una manera divertida de enseñarnos
ciertas cosas.
Recuerdo
que años después, cuando estudiaba en la Universidad llenaba hojas y hojas de
apuntes, y luego hacia (a mano, con marcadores de colores) posters resúmenes para
estudiar y escribir manuscrito algo de todos los días.
Pero
claro, esa era la época de los dinosaurios, sin computadoras o Internet.
Ahora,
el teclado, silenciosamente ha tomado el lugar del papel y el lápiz, autocorrigiendo
errores, cambiando el tamaño de las letras y haciendo la vida mas fácil, pero
también, perdiendo esa intima conexión entre el papel y el delicioso trabajo de
escribir en él.
A pesar
de la tecnología, sigo siendo de la generación del papel, aquellos que
imprimimos “para leer mejor” y necesitamos subrayar, marcar, hacer notas en el
margen.
Nada se
compara con el ruido del lápiz pasando sobre la hoja de papel, irrumpiendo la
blancura con un trazo, amando la superficie y dejando la vida en ella.
Lápices
son mi favorita herramienta de escritura cuando algo es serio, porque se alguna
manera siento que la conexión es mas etérea, natural, personal.
Lamento
que las nuevas generaciones pierdan esta habilidad y que el escribir a mano
solo quede en manos de unos pocos, perdonando la ironía.
Espero
a pesar de los años, siempre exista aquella niña adolescente que se sienta en
una ventana soleada, abre su diario, escribe sobre sus sentimientos y es testigo del mágico romance entre un lápiz y un simple pedazo de papel.
Yo fui
esa niña, soy esa niña y no me gustaría que desapareciera. Porque no hay nada
mas triste que una ventana vacía. O un papel sin escribir.
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